Porque nos obligaron, porque desde pequeñas nos pusieron coronas , vestidos monos, ropa que no nos dejaba jugar. Nos dijeron "que niña más guapa" y nos creímos que era lo único que importaba. Y nos chutaron dosis diarias de príncipe azul y así nos hicieron yonkies del amor y aprendimos a necesitarlo para vivir.
Las princesas son guapas, están asustadas y se enamoran del primero que las salva, y esperan, esperan encerradas en su torre sin hacer nada para escapar de ella. ¿Y nosotras? Nosotras aprendimos a ser como ellas.
Aprendimos a obligarnos a ser guapas, a fracasar e intentar parecerles guapas a los demás, aprendimos a esperar a que el príncipe azul nos salvara la vida y aprendimos también a que estas dos cosas eran una pelea, una lucha continua, que significa sentirnos amenazadas por las demás no vaya a ser que sean más guapas o su torre esté más cerca del príncipe. Aprendimos a querernos poco y solo a costa de lo que nos quisieran otros.
Aprendimos a obligarnos a ser guapas, a fracasar e intentar parecerles guapas a los demás, aprendimos a esperar a que el príncipe azul nos salvara la vida y aprendimos también a que estas dos cosas eran una pelea, una lucha continua, que significa sentirnos amenazadas por las demás no vaya a ser que sean más guapas o su torre esté más cerca del príncipe. Aprendimos a querernos poco y solo a costa de lo que nos quisieran otros.
Y yo os digo que os podéis quedar con mi vestido mono, con mi príncipe azul, con mi espejo y con mi corona. Quedaos con mis complejos, con mis miedos, con mis vicios y con mis celos. Quedaos con todo lo que habéis impuesto y que no quiero.
Porque necesito sitio para las botas, los libros, los cuchillos, los vasos y los ceniceros. Para los bolis y los bocadillos. Para el periódico, la hoz, el martillo y los clavos. Para mis sueños, para caer, fracasar y empezar otra vez. Para mi vida al margen de lo que me enseñaron.
Quedaos con mi reino que me hace falta sitio para el mundo entero.
Porque necesito sitio para las botas, los libros, los cuchillos, los vasos y los ceniceros. Para los bolis y los bocadillos. Para el periódico, la hoz, el martillo y los clavos. Para mis sueños, para caer, fracasar y empezar otra vez. Para mi vida al margen de lo que me enseñaron.
Quedaos con mi reino que me hace falta sitio para el mundo entero.